El estilo nórdico o escandinavo es uno de los más buscados, puesto que es una tendencia en alza. Se puede ver en todo tipo de espacios, desde habitaciones infantiles al salón, dormitorios y por supuesto la cocina. Es un estilo que se puede adaptar a todos los espacios, y que resulta perfecto porque es muy sencillo y deja lugar para detalles decorativos.
La cocina debe ser un espacio práctico y acogedor a la vez, ya que solemos pasarnos tiempo en ella. A veces el estilo nórdico, son su predilección por el color blanco, resulta algo frío, pero hay formas de aportar cierta calidez. Os daremos cuatro pasos para poder conseguir una cocina nórdica estupenda.
La sencillez es un básico en este estilo. Destaca por unos ambientes limpios, en los que casi no hay detalles, por lo que las puertas blancas sin adornos son perfectas. Evitar azulejos de colores, estampados y otros detalles es fundamental. Las líneas deben ser también sencillas y básicas, rectas normalmente, con cierto aire minimalista.
El color blanco es una de las señas de identidad de este estilo. A veces también se mezcla con los tonos negros o con algún color en su tonalidad pastel. Pero el blanco debe ser el color dominante, desde el color de las paredes a los muebles deben ser blancos para crear ese aspecto de luminosidad y amplitud.
El toque vintage es otra parte que no hay que olvidar. Esto es fundamental porque sino nos encontraremos ante un espacio minimalista. Una mesa antigua, sillas recicladas o detalles de antaño como un jarrón antiguo pueden ser buenos detalles para añadir a la cocina. En los electrodomésticos podemos añadir una de esas neveras Smeg de estilo años 50.
Los materiales son importantes para crear cierta calidez. La madera es uno de los que se suelen añadir, y en su versión más rústica, casi sin tratar. En la mesa o las sillas se pueden incluir unos textiles blancos con textura de pelo.
Sé el primero en comentar