Cuando pensamos en una buhardilla nos vienen a la mente varias ideas, en muchos casos potenciadas por nuestro bagaje cinematográfico y televisivo: Aquellos antiguos espacios lúgubres y húmedos donde grandes artistas o personajes de novela morían de amor, inanición o tuberculosis; áticos desvencijados y oscuros donde guardar todo lo inservible u olvidado por el tiempo; o dormitorios juveniles donde el desorden y la pátina de polvo hace inviable la entrada a cualquier intruso que se atreva a acceder.
Sin embargo los áticos abuhardillados pueden aportar un valor añadido y singular a una casa moderna; a priori nos puede preocupar la altura variable del techo o los ángulos que inclinan las paredes pero es un prejuicio fácil de superar si se plantea un diseño práctico y elegante, un buen aprovechamiento lumínico de los vanos y la selección de muebles adecuada (preferiblemente un mix de piezas clásicas y relajadas con otras de espíritu moderno).
Si el espacio abuhardillado es de uso habitual (o directamente es el lugar donde uno reside) conviene tamizar la entrada de la luz natural con cortinas o estores de tejido grueso, así como reducir las zonas de almacenaje a baja o media altura para ganar amplitud visual. Una alfombra central grande, el uso de mesas auxiliares versátiles o la elección de muebles claros y sencillos también potenciarán esa sensación; siempre podremos aportar nuestro toque personal con un tapizado llamativo que rompa la monotonía.
A pesar de todo el ático siempre tendrá ese especial encanto que despierta la imaginación y otorga un aire de ensueño a cualquier dormitorio infantil o juvenil, como muestran estos ejemplos de estilo romántico y naturalista donde la pared se transforma en una especie de hiedra turquesa que invade hasta la ropa de cama, o una moqueta encordada da un aire diáfano y ligero a la estancia.
Cuando la buhardilla necesita utilizarse como desván por obligación y no queda mucho espacio libre, quizá se puede recrear un pequeño ambiente como este diván separado por unas puertas de cristal que permiten pasar la luz y al mismo tiempo consiguen dar suficiente intimidad para leer, dormir la siesta o pasar un rato a solas (o bien acompañado).
Los áticos o desvanes reconvertidos aumentan claramente el valor monetario y estético de una casa, sobre todo si se cuenta con zonas de juego o salas audiovisuales donde disfrutar con la familia y los amigos. Insonorizar la habitación o reforzar el suelo no resulta tan caro como hacerlo en el salón y su uso se amortiza fácilmente durante el invierno, las noches de insomnio y los días de lluvia.
la segunda buhardilla para mi