Las chimeneas nos ayudan a crear ambientes agradables y acogedores en nuestro hogar. Inspiran calidez y son un buen recurso decorativo tanto en hogares contemporáneos como rústicos. Lo mismo sucede en las cocinas con chimenea, una propuesta cada vez más en auge.
En la actualidad, además de las chimeneas de marcado aire rústico, también es posible encontrar en el mercado diseños innovadores y apropiados para ambientes urbanos y modernos. Muy utilizadas en los salones, las chimeneas son un recurso poco habitual en las cocinas de hoy en día.
Sin embargo, decorar la cocina con una chimenea es una forma de otorgar distinción y una estética realmente atractiva a esta estancia de nuestras casas. Un recurso a tener en cuenta que no debes descartar por falta de espacio, ya que hoy es posible encontrar modelos adaptados a todas las necesidades.
Las chimeneas han dejado de ser elementos exclusivos de las zonas rurales y ahora conviven con normalidad con cualquier estilo arquitectónico, tanto si es rústico, contemporáneo, clásico o retro. Antes por decantarnos por un modelo, es importante conocer los diferentes tipos de chimeneas que existen.
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Chimeneas de leña: la opción clásica
Solamente por el hecho de ser una de las habitaciones más utilizadas de la casa, la cocina bien merece todos los lujos que normalmente reservamos a los salones y salas de estar: muebles elegantes, alguna pieza de arte… Y también una bonita chimenea.
En tiempos pasados, la chimenea fue un elemento clave en cualquier cocina, aunque fueron yendo desplazadas por los electrodomésticos con el paso del tiempo. Hoy no nos enfrentamos a esa dicotomía. Por supuesto, no renunciamos a la comodidad del horno, los fogones o la vitrocerámica, pero a ellos sumamos el encanto que confiere una chimenea.
El ambiente «único» que infunden las chimeneas de leña lleva a muchos a decantarse por esta opción, a pesar de ser más sucia y de requerir un espacio propio para el almacenamiento de la leña. Las revestidas de piedra o de ladrillo son la mejor opción para decorar un espacio rústico, mientras que las de fuego cerrado, siempre que sea de tamaño reducido, encajan a la perfección en ambientes minimalistas y contemporáneos.
Toco lo bueno que normalmente aporta una chimenea de leña en nuestros comedores y salones, lo puede aportar también a nuestras cocinas. La elección del modelo ideal dependerá, lógicamente, del estilo decorativo de cada cocina. Las imágenes que acompañan este post ofrecen algunos ejemplos: arriba, una chimenea clásica semiabierta de estilo rústico; más abajo, una elegantísima chimenea de ladrillo para una cocina de aire clásico.
En cuanto al inconveniente de los olores y la ceniza que puede ensuciar el suelo, hay algunas soluciones que funcionan bastante bien. Una de ellas es la de optar por chimeneas con puerta o puertas de cristal, un recurso que no les resta un ápice de belleza y elegancia, pero que al mismo tiempo nos hace un poco más cómoda la tarea de mantener y limpiar la chimenea de la cocina.
La elegancia de las chimeneas de gas
Si nuestra cocina es de estilo moderno y minimalista, con predominio de líneas rectas y claras, tal vez sea más adecuado optar por una chimenea de gas, ya que estos modelos suelen adaptarse mejor a este tipo de espacios. Es cierto que difícilmente lograrán igualar la «autenticidad» de las de leña, pero la calidez y la estética estarán aseguradas.
Lo mejor de las chimeneas de gas en una cocina es que su instalación es muy sencilla. Si bien precisa de una salida al exterior para expulsar el humo, este no es tan copioso como el que produce la leña. De este modo, no hace falta abrir un gran agujero, solo buscar una salida adecuada. Y, por esa misma razón, la podemos ubicar en cualquier rincón de la cocina (en la isla central, en un muro divisor, etc.), algo que no es posible con las chimeneas de leña. Eso se traduce una mayor libertad decorativa.
A diferencia de los de leña, los hogares de gas se encienden y se apagan de forma inmediata. Sin esperas. Además, son mucho más limpias, puesto que el gas no genera ni humo, ni olor, ni ceniza. La única precaución que hay que tener es la de mantener ventilada la estancia regularmente. Funcionan con gas, butano o propano y proporcionan una eficiencia de calefacción cercana al 80%.
A pesar de todo lo expuesto anteriormente, la verdad es que también estas chimeneas presentan ciertos inconvenientes que hay que conocer. Para empezar, son bastante más caras (hasta 7 veces más que una de leña) y para ponerlas en nuestra cocina hay que acudir a los servicios de un instalador autorizado, ya que una mala instalación puede resultar un auténtico peligro.
También es conveniente tener en cuenta que el combustible que consumen las chimeneas de gas es más caro que la leña. Puede ser gas natural o butano, por ejemplo. Con los precios actuales de la energía, esta es una cuestión que no conviene pasar por alto.
Un último detalle a valorar: las chimeneas de gas calientan hasta un 20% menos que las de leña y lo hacen durante menos tiempo, ya que cuando las apagamos no generan ningún calor residual, cosa que sí hacen las clásicas de leña.
Chimeneas eléctricas, una alternativa interesante
Por último, mencionaremos los modelos de chimenea eléctricos, que sin duda son los más sencillos de instalar. Para hacer funcionar estas chimeneas únicamente será necesario tener una toma de red cerca. Por lo tanto, esta es una opción a tener en cuenta si no se desea hacer obras en casa. En las chimeneas eléctricas se puede además regular la intensidad de calor y, aunque la llama no es de verdad, hay imitaciones muy realistas, verdaderas obras de arte que conseguirán engañarnos.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la imagen de más abajo: unas llamas casi perfectas tras un vidrio. Hay que acercarse mucho para darse cuenta de que no son de verdad. Muchos modelos (y esto se aplica también a las chimeneas de gas) enriquecen este «escaparate de fuego» con piedras redondas, gruesas lascas que imitan rocas volcánicas o imitaciones de troncos consumiéndose. Todo en pro de conseguir la sensación del auténtico calor de hogar.
Pero las ventajas de una chimenea eléctrica de cocina van mucho más allá que una simple simulación estética. Desde luego, genera calor real, suficiente para caldear una cocina de tamaño estándar. Por otra parte, crea un ambiente agradable y son muy limpias, ya que no producen cenizas ni ensucian como sí sucede con las chimeneas de leña.
Sin embargo, este tipo de chimenea también presenta algunos inconvenientes. En los tiempos que corren, usarlas puede incrementar considerablemente la factura eléctrica de nuestros hogares. También hay que decir que muchas de estas chimeneas cuentan con la modalidad «solo llama» que apenas consume energía, aunque eso significa que tampoco va a calentar nuestra cocina.
También hay que señalar que estos aparatos eléctricos no consiguen calentar una estancia o habitación tanto como una chimenea tradicional. Su poder calorífico es bastante más bajo. Este es un inconveniente que no suele importar a quienes buscan una chimenea de esta case únicamente por su valor estético.
Imágenes – Architectural Digest, Kitchen Designs, Amantii