Si quieres realzar la veta y proteger la madera con un acabado clásico, rápido y fácil de reparar, la goma laca (shellac) es una apuesta ganadora; descubre sus ventajas en proyectos DIY. Este acabado natural aporta calidez, profundidad y un brillo muy agradable, además de funcionar de primera como sellador antes de otros barnices modernos.
En este artículo reunimos, ordenamos y explicamos con detalle todo lo que necesitas para dominar el shellac: qué es, cuándo usarlo, cómo prepararlo, técnicas profesionales (brocha, muñequilla y pistola), tiempos de secado, solución de problemas y mantenimiento. También resolvemos dudas prácticas como sellar el grano final en pino con goma laca descerada y su compatibilidad con poliuretanos y barnices al agua o al aceite. (Consulta cómo restaurar muebles antiguos con shellac.)
Qué es la goma laca (shellac)
La goma laca es una resina natural que se vende en escamas y se disuelve en alcohol para su aplicación. Procede de las secreciones del insecto Laccifer lacca, recolectadas y refinadas hasta obtener un producto que, ya disuelto, puede aplicarse a brocha, muñequilla o pistola. Más información sobre qué es la goma laca.
Su gran valor está en la estética y la versatilidad: ofrece desde tonos cálidos anaranjados hasta opciones casi transparentes, según el grado de refinado y el tipo (naranja, rubia o blanca). Existen versiones con cera y versiones desceradas; estas últimas son las recomendadas cuando vas a aplicar encima poliuretanos u otros barnices que requieren máxima adherencia. También resulta útil consultar una guía para combinar colores de shellac.
Cuándo conviene usar shellac
La goma laca puede emplearse como acabado final o como sellador base antes de otros recubrimientos. Como sellador, unifica la absorción y bloquea sangrados de resinas y manchas, dejando la superficie lista para barnices al agua, al aceite o lacas modernas (mejor si la goma laca es descerada en capas intermedias).
Es especialmente apreciada en ebanistería fina y restauración, y es la base del pulido francés (French Polish), una técnica tradicional a muñequilla que produce un brillo profundo insuperable. Por su naturaleza no tóxica una vez curada, es idónea para muebles de cocina, utensilios y superficies en contacto con alimentos. Si te interesa una opción sostenible, lee sobre shellac ecológico.
Ventajas y limitaciones
Entre sus virtudes, la goma laca destaca por su rapidez de secado, transparencia cálida y facilidad de retoque. Es compatible con muchos acabados (sobre todo si es descerada), sella muy bien y no amarillea notablemente. Bien construida, resiste salpicaduras y uso cotidiano con solvencia.
Como contrapartida, el shellac es sensible al alcohol y al exceso de humedad, por lo que no es el acabado más indicado para ambientes muy agresivos. Además, la mezcla tiene vida útil limitada una vez disuelta y el alcohol es altamente inflamable, lo que exige manipular con precaución y buena ventilación.
Tipos de goma laca
En escamas (clásica): requiere disolver en alcohol. Permite escoger tono y concentración a medida, logrando resultados muy personalizados y estables si preparas solo lo que necesitas.
Button-lac (en botones o discos): menos refinada, de color más oscuro y carácter rústico. Ideal para maderas nobles cuando se busca un matiz profundo y tradicional.
Naranja: refinada con tono dorado-anaranjado que aporta calidez. Realza a la perfección maderas rojizas como caoba o cerezo sin empastarlas.
Rubia: más clara que la naranja, con ámbar suave. Respeta casi intacto el color de arces, fresnos y coníferas claras, apenas modificando su tono.
Blanca (blanqueada): casi transparente. La mejor opción cuando quieres proteger sin alterar apenas el color de base, ideal para maderas muy claras. Lee más sobre shellac blanco lechoso.
Líquida premezclada: lista para usar, práctica para iniciarse. Como pega, su estabilidad y vida útil (3-6 meses) es menor que la de una mezcla fresca hecha desde escamas.
Seguridad y precauciones
El disolvente de la goma laca es alcohol (normalmente desnaturalizado), altamente inflamable incluso por vapores. Evita llamas, chispas y fuentes de calor; trabaja con ventilación cruzada sin corrientes directas.
Los trapos usados deben secarse completamente sobre superficie inerte (por ejemplo, un bloque de hormigón) o empaparse en agua antes de desechar. Mantén el producto y los útiles fuera del alcance de niños y usa mascarilla antipolvo cuando lijes entre capas.
Preparación de la superficie
Una base bien preparada es media victoria. Lija de forma progresiva hasta grano 220 (opcionalmente 320 en seco) para dejar la madera lisa. El objetivo es eliminar marcas visibles y homogeneizar la absorción. Si tu acabado final será pintura, bastará con 120-150 porque cubrirás microdefectos.
Si vas a aplicar aceite antes del shellac, realiza todo el lijado previo antes del aceite. Tras el lijado, retira por completo el polvo con aspiración y paño atrapapolvo para evitar inclusiones y granos.
Cómo preparar la mezcla (cortes) de goma laca
Si usas escamas, necesitarás disolverlas en alcohol y definir un “corte” o concentración. Un corte de 1 libra significa 1 libra de escamas por 1 galón de alcohol (o su equivalente métrico), 2 libras significa el doble de escamas, y así sucesivamente.
Para empezar, funcionan muy bien los cortes de 1 a 2 libras. Muchos aficionados prefieren 1,5 libras en dos manos finas porque se aplica con más control, mientras que cortes de 2-2,5 libras pueden ahorrar tiempo en superficies amplias y sin recovecos.
Sea cual sea el corte, filtra la mezcla antes de usar con una media/colador fino (malla de 150 micras si pulverizas). Deja reposar un par de horas para que desaparezcan burbujas y evita agitarla con violencia.
Vida útil y conservación
Una vez disuelta, la goma laca se degrada con el tiempo: seca peor y el acabado queda más blando y vulnerable. Guárdala en frascos herméticos, en lugar fresco (por debajo de 24 °C), oscuro y alejado de calor. El frío normal no la daña; el alcohol sólo se congela a temperaturas extremas.
Las versiones premezcladas suelen tener vida útil de 3 a 6 meses; la mezcla casera aguanta más si está bien conservada, pero conviene preparar cantidades razonables. Si notas que tarda en secar o deja tacto gomoso, descártala y prepara una nueva.
Técnicas de aplicación con brocha
Brocha adecuada: elige cerdas naturales de calidad (marta, cerda) de 5-7 cm para superficies planas y 2-3 cm para molduras. Sumerge solo la mitad de las cerdas y descarga el exceso con golpecitos dentro del bote, sin arrastrar por el borde para no incorporar aire.
Aplicación: trabaja a 45° respecto a la superficie con pasadas largas siguiendo la veta. Evita repasar zonas que ya empiezan a secar; la goma laca seca en minutos y el sobretrabajo deja marcas.
Ritmo y tiempos: avanza ligero, por paños o secciones de 30×30 cm, manteniendo un “borde húmedo”. Deja 15-20 minutos entre manos finas y no cargues demasiado para impedir chorretones o acuñado en aristas.
Aplicación a muñequilla (French Polish)
Prepara una muñequilla con núcleo de algodón envuelto en tela de lino o algodón lavado. Humedece el núcleo sin empaparlo para que libere el producto de forma controlada y evita costuras o arrugas que marquen la superficie.
Técnica: realiza movimientos en “ochos” o espirales superpuestas con ritmo constante (2-3 pasadas por segundo) y presión uniforme. Puedes añadir 2-3 gotas de aceite de linaza a la muñequilla para mejorar el deslizamiento y evitar que se pegue.
Construcción de capas: comienza con cortes diluidos (1 libra) y ve aumentando ligeramente la concentración hacia el final (hasta 3 libras si buscas más cuerpo). Para cerrar el brillo, una pasada final con alcohol puro (“spiriting off”) unifica y limpia la superficie.
Pulverización con pistola
Mezcla y filtrado: ajusta la viscosidad con un 10-15% de alcohol, filtra a 150 micras y comprueba con copa Ford #4 (18-22 segundos). Una mezcla demasiado espesa crea piel de naranja; demasiado fluida provoca velos.
Ajustes del equipo: con HVLP, usa boquilla de 1,3-1,5 mm a 2-2,5 bar (30-35 psi) y 12-15 CFM de aire. Mantén la pistola perpendicular a 20-25 cm de la pieza con solape del 50% entre pasadas.
Capas: aplica manos ultrafinas (8-12 micras por pasada), dejando secar brevemente entre ellas. Controla temperatura (20-24 °C) y humedad (máx. 55%) con ventilación suave para evitar blanqueos por humedad o secados irregulares.
Secado, lijado entre capas y pulido
Ambiente ideal: 18-22 °C y 40-50% de humedad relativa reducen riesgos de velados. Entre manos, espera 30-45 minutos según carga y ventilación. Evita corrientes directas que marquen la película.
Aceleración controlada: si hace falta, usa lámparas IR a 1 metro, sin superar 35 °C en superficie. Más temperatura puede cuartear o atrapar disolvente, generando brumas.
Preparación entre capas: matiza con lana de acero 0000 o lija 400-600, siempre con tacto. Elimina el polvo con paño atrapapolvo (tack cloth) antes de continuar para mantener la transparencia.
Pulido final: deja curar 72 horas si vas a pulir a brillo alto. Trabaja con compuesto a base de tripoli o diamante y disco de fieltro a 1200-1500 rpm, rematando a mano con pasta fina y paño de lana.
Solución a problemas frecuentes
Burbujas y cráteres: suelen venir de agitar la mezcla, contaminación con siliconas/aceites o aplicación demasiado rápida. Deja reposar la mezcla 2 horas, limpia la superficie con isopropílico al 70% y, si persiste, añade un anti-cráter al 0,5%.
Blanqueamiento (velado): aparece con humedad alta (>60%) o condensación. Lija la zona, pasa alcohol 95% y reaplica en ambiente controlado con menos humedad y capas finas.
Acumulaciones o chorretones: exceso de carga, poca espera entre manos o variaciones de concentración. Nivela lijando suave, aplica una “wash coat” muy diluida (0,5 libra) y reconstruye el acabado a capas finas y regulares.
Truco profesional: lleva un registro de proporciones, tiempos y condiciones de cada trabajo. Documentar te ayudará a clavar resultados repetibles y a corregir desviaciones rápidamente.
Caso práctico: sellar canto de grano final en pino y compatibilidad con otros barnices
Imagina una mesa de pino: tapa en “rodaja” de canto de grano final y base de tabla. Quieres usar goma laca descerada Zinsser como sellador y rematar con poliuretano/barniz de Minwax (al agua o a base de aceite). ¿Cómo proceder para sellar bien el grano final y lograr compatibilidad?
Aplicación del sellador: el grano final absorbe muchísimo. Prepara un corte de 1-1,5 libras y aplica 2-3 manos finas a brocha o muñequilla, esperando 15-20 minutos entre manos. En grano final, a menudo conviene una 3ª o 4ª mano ligera hasta que la absorción se estabilice y el brillo se empiece a uniformar.
¿Brocha o diluir? Puedes aplicar a brocha sin problemas con esa concentración. Si notas que arrastra o marca, añade un poco de alcohol para aligerar. Evita repasar zonas que ya tiran a seco y trabaja por secciones cortas.
Lijado entre manos: un matizado muy suave con 400-600 o 0000 tras la segunda mano ayuda a tumbar fibras levantadas. Quita el polvo a conciencia antes de continuar para no enturbiar el sellado.
Compatibilidad con el acabado: si vas a aplicar poliuretano (al agua o al aceite), usa SIEMPRE goma laca descerada como capa intermedia. La versión con cera puede comprometer la adherencia del poliuretano. Tras el sellado, aplica tus manos de poliuretano con los tiempos y lijados recomendados por el fabricante. Consulta las diferencias entre shellac y otros barnices para más detalles.
Materiales y preparación para el barnizado a muñequilla
Para trabajar a muñequilla necesitarás: la propia muñequilla (algodón o lana), goma laca, lijas finas, trapos limpios, guantes, mascarilla, posible brocha o espátula de apoyo y un recipiente para la mezcla. La limpieza del entorno y de los útiles es tan importante como la técnica para evitar motas y velados.
Antes de empezar, revisa que la madera esté seca, limpia y lijada. Elimina por completo el polvo y, si vas a teñir o aplicar aceite, hazlo antes del shellac siguiendo los tiempos de secado del producto previo.
Paso a paso básico de la muñequilla
Carga controlada: empapa el núcleo de la muñequilla con shellac diluido y escurre para que no gotee. Debe liberar producto sin chorrear; si notas arrastre, añade una gota de alcohol o una pizca de aceite de linaza para mejorar deslizamiento.
Pasadas: trabaja con movimientos en forma de 8 y espirales, solapando con ritmo constante y presión moderada (2-3 kg aprox.). Evita detenerte demasiado en un punto para no marcar.
Capas sucesivas: intercala pequeños descansos para que asiente. Puedes alternar cortes más diluidos al inicio y subir un poco la concentración al final para ganar cuerpo sin perder nivelación.
Errores comunes y cómo evitarlos
Exceso de producto: genera goteos, burbujas o acumulaciones. Corrige absorbiendo el sobrante con la propia muñequilla o lija suave una vez seco. Menos es más con el shellac.
Preparación deficiente: una superficie mal lijada o con polvo resta uniformidad y brillo. Si ya has aplicado, matiza, limpia a fondo y reaplica fino para recuperar claridad.
Entornos adversos: temperaturas extremas o humedad elevada perturban el secado y causan velos. Controla el ambiente y aclimata madera y producto a la misma temperatura antes de trabajar.
Incompatibilidades: mezclar barnices sin comprobar puede traer problemas de adherencia. Con shellac descerado como barrera intermedia sueles evitar la mayoría de conflictos; si dudas, prueba en una pieza de descarte.
Cuidados del acabado con goma laca
Limpieza: utiliza un paño suave ligeramente humedecido. Evita productos agresivos o abrasivos. Usa posavasos y manteles para proteger de agua y calor, especialmente en mesas de uso diario.
Mantenimiento: inspecciona de vez en cuando y repara arañazos con una pasada fina de shellac tras lijado leve. La gran ventaja del shellac es que se “sueldan” las capas, de modo que el retoque se integra muy bien.
Entorno: limita la exposición directa al sol y controla cambios bruscos de temperatura y humedad. En lugares muy húmedos, elige cortes finos y tiempos amplios para minimizar velados.
Cómo preservar el brillo a largo plazo
Para conservar el lustre, limpia suave y evita la humedad persistente. Un retoque ocasional con una capa muy fina devuelve frescura al acabado sin necesidad de desmontar todo el sistema.
Si con los años pierde chispa, puedes pulir con compuestos finos tras un curado de 72 horas desde la última mano. Trabajar en frío y con paños limpios marca la diferencia en la claridad final.
Comparativa rápida con otros barnices
Shellac: cálido, transparente, seca rápido y se repara fácil. Menos resistente a alcoholes y humedad que poliuretanos, pero más amable en restauración y acabados finos.
Poliuretano: muy duro y resistente al agua, con diferentes brillos. Seca más lento y puede verse “más plástico” que el shellac en ciertas maderas.
Poliacrílico: buena protección con menos amarilleo y secado más ágil que algunos poliuretanos. No llega a la dureza máxima de los poliuretanos al aceite.
Barniz al aceite: aspecto natural y fácil de retocar. Requiere más mantenimiento y no destaca en resistencia química frente a opciones modernas.
Nitrocelulosa: seca rápido y deja un acabado claro. Menos duradera y más propensa a amarilleo en el tiempo que otros sistemas actuales.
Preguntas frecuentes
¿Qué es el barnizado a muñequilla? Es aplicar el acabado con una almohadilla de algodón o lana, logrando capas muy finas y pulidas, perfectas para muebles e instrumentos. Permite un control altísimo del brillo y la nivelación.
¿Qué materiales necesito para la muñequilla? Muñequilla, goma laca, lijas finas, trapos, guantes, mascarilla, recipiente y, si quieres, brocha o espátula de apoyo. Trabajar en un espacio limpio y ventilado marca la diferencia.
¿Cómo se estructura el paso a paso? Prepara la superficie, carga la muñequilla sin exceso, aplica con movimientos regulares siguiendo el patrón, deja secar, matiza suave si es necesario y vuelve a aplicar capas finas. La paciencia y el ritmo constante son clave.
¿Errores típicos y soluciones rápidas? Exceso de producto, polvo, ambiente inadecuado o incompatibilidades. Controla cantidad, limpia bien, cuida temperatura y humedad y haz pruebas previas cuando combines sistemas.
¿De dónde viene la técnica? Es un saber tradicional con mucho oficio detrás. La sensibilidad para “leer” la humedad y el tacto del barniz se gana con horas de práctica; un buen maestro acelera el aprendizaje.
Con todo lo anterior ya tienes una guía completa para dominar la goma laca: preparación, técnicas, parámetros y trucos finos para lograr superficies de calidad profesional. De sellador universal a acabado de alto brillo, el shellac rinde a lo grande cuando se aplica con método, y su facilidad de reparación lo convierte en un aliado perfecto tanto en talleres modernos como en restauración clásica.


