Desde hace años hay un tipo de mobiliario auxiliar que no suele flatar en ningún hogar: el puff. Se trata de un complemento decorativo muy cómodo y que ocupa muy poco espacio en cualquier estancia por lo que es bastante funcional y versátil.
El problema surge cuando empieza a coger suciedad y no sabes de qué manera limpiarlo y dejarlo impecable e impoluto. No te preocupes porque con los siguientes consejos conseguirás dejar tu puff como nuevo.
Lo primero que tienes que mirar es de que tipo de material está hecho el puff. Si es de tela y se puede quitar, lo único que tienes que hacer es meter la funda en la lavadora y lavarla como cualquier otra prenda de vestir.
Si por el contrario, el material no se puede quitar, una vez por semana coge una pequeña aspiradora y elimina todo los restos de polvo o de arenilla que pudiera tener. Cada dos meses, coge un paño húmedo en un poco de amoniaco y frota toda la tapicería.
De esta forma conseguirás eliminar la suciedad más profunda. Sin embargo tienes que ir con mucho cuidado, ya que el amoníaco es un producto muy tóxico y puede dañar tu salud. Ponte unos guantes y ventila la habitación antes de limpiar el puff.
Si a pesar del amoníaco, persisten las manchas, lo más recomendable es aplicar un tipo de desengrasante para la limpieza en seco. Si a pesar de estos consejos de limpieza, la mancha no se va, coge un algodón con alcohol impregnado y frota con fuerza la zona en cuestión. Para terminar frota con un trapo húmedo y deja secar bien.
En el caso de que tu puff sea de piel, lo mejor es usar una bayeta de microfibra para eliminar todo la suciedad del mismo. Acto seguido pasa un paño de algodón con algo de vaselina y conseguirás darle brillo al puff y dejarlo como nuevo.