Las manchas de tinta en fundas de móvil y accesorios de silicona son un clásico: envuelves algo con papel de periódico, lo guardas en un bolsillo o roza con ropa oscura, y aparece ese cerco azul o negro que se resiste.
La buena noticia es que, con los productos adecuados y un poco de paciencia, se pueden eliminar sin destrozar el material. Aquí vas a encontrar un método seguro y ordenado para cada tipo de funda y revestimiento, además de advertencias muy claras sobre lo que conviene evitar.
Antes de entrar en faena, es clave asumir que no todas las fundas son iguales. Silicona, TPU, plástico rígido, cuero, piel, goma, madera, tela o metal necesitan enfoques distintos. También hay particularidades como las fundas con imanes internos o las que tienen recubrimiento “soft‑touch”. En esta guía reunimos técnicas que funcionan de verdad, desde soluciones suaves con jabón hasta trucos como la goma de borrar para tinta de periódico, pasando por desinfección responsable y cómo prevenir el amarilleo típico de la silicona.
Errores frecuentes y precauciones imprescindibles
Lo primero es la seguridad del material y de tu móvil. No limpies nunca la funda colocada en el teléfono: la humedad y los químicos pueden colarse por las ranuras y dañar el dispositivo. Retírala y aprovecha para quitar suciedad de la trasera del smartphone.
El agua importa. Evita agua muy caliente directamente sobre la funda, ya que puede deformar, abrir poros, reblandecer recubrimientos y fijar ciertos pigmentos. Según el material, usa agua fría o tibia y siempre con moderación; si se recomienda tibia, que lo sea de verdad, no humeante.
Con los químicos hay que ir con pies de plomo. La lejía solo debe usarse muy diluida y como último recurso, y nunca en cuero ni tela. En silicona y TPU puede provocar amarilleos o velos; en plásticos rígidos, a veces es viable si se diluye bien, pero mejor agotar antes métodos suaves. Evita disolventes fuertes como acetona, que tienden a estropear acabados y recubrimientos.
Protege tu piel y la funda: ponte guantes si usas lejía u otros productos agresivos, trabaja en un lugar ventilado, no expongas la funda a sol directo para secar y deja que seque al aire el tiempo suficiente (mínimo media hora para materiales porosos).
La herramienta marca la diferencia. Los paños de microfibra son imprescindibles: llegan a huecos minúsculos sin rayar. Los cepillos de dientes con cerdas suaves ayudan en esquinas; evita cerdas duras que pueden marcar el material. Unos bastoncillos son perfectos para costuras y remates estrechos.

Silicona y goma: cómo sacar manchas de tinta sin dañarlas
La silicona y las gomas con tacto tipo caucho son muy populares, pero su textura porosa atrapa pigmentos y aceites con facilidad, como ocurre con manchas de marcador permanente en plástico. Empieza siempre por lo suave y sube de intensidad solo si hace falta.
Método base: jabón suave + agua tibia + cepillo blando
Prepara una mezcla al 50% de agua tibia y jabón líquido (de manos o lavavajillas, neutro). Humedece un paño de microfibra, escurre muy bien y limpia toda la superficie por fuera y por dentro. Para las esquinas y ranuras, sumerge un cepillo de dientes suave en la solución y trabaja con movimientos circulares, sin apretar en exceso.
Si la tinta resiste en áreas puntuales, espolvorea bicarbonato de sodio sobre la mancha con la funda aún húmeda y frota con el cepillo. Enjuaga con agua tibia, elimina restos de jabón y bicarbonato y seca con un paño. Deja la funda al aire al menos 30 minutos antes de montarla.
Alcohol isopropílico de forma responsable
Prepara una solución suave con alcohol isopropílico: pulveriza una mezcla ligera (por ejemplo, alcohol al 70% rebajado con agua) sobre el paño, no directamente sobre la funda. Frota sobre la tinta con movimientos circulares y sin excederte en presión. Esperar 1–2 minutos ayuda a que el alcohol disuelva pigmentos. Seca con otro paño de microfibra y deja reposar unos 10 minutos para que se evapore por completo.
Advertencia: en fundas con recubrimiento “soft‑touch” o colores muy delicados, el alcohol puede aclarar el tono o levantar el acabado. Mejor probar primero en una zona poco visible.
Pasta de bicarbonato con limón para manchas persistentes
Cuando la tinta se ha fijado, haz una pasta con bicarbonato y un poco de zumo de limón. Extiéndela sobre la mancha y deja actuar alrededor de una hora. Después, frota con un cepillo de dientes en un solo sentido (adelante–atrás) para no dejar marcas. Enjuaga bien y seca al aire. Esta técnica también ayuda con el amarilleo incipiente de fundas transparentes.
¿Lejía? Solo como último recurso y muy diluida
La lejía no es la mejor amiga de la silicona: puede dejar veladuras o amarilleos. Si ya has probado todo y la mancha continúa, limita su uso a plásticos rígidos o, si decides arriesgar en silicona, hazlo así: diluye 1 parte de lejía en 20 de agua, ponte guantes, sumerge la funda un par de minutos, retira, frota suave y enjuaga varias veces hasta que desaparezca el olor. Si notas cualquier cambio de color, abandona el método de inmediato.
Lavavajillas sin calor para un repaso rápido
Si vas con prisa, coloca la funda en el bandejero superior del lavavajillas y selecciona un programa corto y suave, sin calor. Sácala, deja secar al aire y repasa con un paño las zonas con residuos. Evita ciclos calientes, que pueden deformar la funda.
Transferencia de tinte de ropa a la funda
Cuando el borde de una funda clara se tiñe por rozar con prendas oscuras, actúa como con la tinta: jabón tibio y microfibra de base, alcohol isopropílico suave si persiste y, en casos rebeldes, un toque de goma de borrar. Mejor evitar fricción excesiva para no desbastar el recubrimiento.
Plástico rígido y gel TPU: limpieza sin rayar ni amarillear

Las carcasas de plástico rígido se limpian fácil, pero se rayan con nada. Las de gel TPU son flexibles y transparentes con tendencia al amarilleo con el tiempo y el sol.
Agua y jabón para casi todo
En un recipiente, añade agua con jabón neutro hasta que haga algo de espuma. Sumerge la carcasa 20–30 minutos para ablandar la suciedad. Para plástico rígido, limpia con paño de microfibra en lugar de cepillo; en TPU, usa un cepillo suave con calma.
Alcohol isopropílico y microfibra
Sobre manchas puntuales, humedece un paño con alcohol isopropílico y trabaja con movimientos circulares. Es una opción útil para residuos grasos y pigmentos, incluidos restos de rotulador y marcador permanente. Evita empapar y no frotes con fuerza en impresiones o recubrimientos delicados.
Lejía y TPU: mejor no
En fundas de TPU, el uso de lejía, incluso diluida, puede acelerar el amarilleo. Si te planteas blanquear una funda muy vieja, asume que quizá no vuelva a su estado original. Es preferible insistir con jabón, bicarbonato y alcohol suave antes que echar mano de la lejía.
Cuero, piel y similares: limpieza delicada para conservar el acabado
El cuero natural y las imitaciones requieren mimo: demasiada agua o químicos fuertes pueden decolorar y resecar las fibras.
Jabón neutro y paño muy escurrido
Mezcla agua tibia con unas gotas de jabón de manos neutro. Humedece un paño de microfibra y escúrrelo al máximo. Limpia con movimientos circulares ligeros por toda la funda, incidiendo en las zonas de agarre donde se oscurece más.
Evita alcohol y exceso de agua
El alcohol puro puede marcar y resecar. Si necesitas desinfectar, opta por jabón suave y un segundo paño ligeramente húmedo para retirar restos y, si procede, sigue guías específicas para tinta del cuero y la tela. Seca con microfibra y deja al aire. Un acondicionador específico para cuero puede aplicar una capa nutritiva final.
Trucos para costuras y zonas difíciles
Las costuras acumulan suciedad. Usa bastoncillos humedecidos en la solución jabonosa para bordes y remates. Sé paciente y evita cepillos rígidos que puedan levantar hilos.
Madera, tela y metal: casos especiales
Las fundas con insertos de madera, tejidos o metal necesitan estrategias muy concretas para no estropearse.
Madera: lo más seco posible
La madera no se lleva bien con el agua. Limpia habitualmente con paño seco o un producto específico para madera rociado en el paño (nunca directamente sobre la funda). Si hay residuos pegajosos, usa una microfibra apenas humedecida y muy bien escurrida; evita a toda costa empapar.
Tela: desinfección sin lejía y lejos del sol
En fundas con zonas textiles, pasa toallitas desinfectantes sin lejía, con suavidad y atención a bordes y esquinas. Deja secar al aire sin exponer al sol directo para prevenir decoloración del tejido.
Metal: huellas y brillos bajo control
Las capas de aluminio cepillado y similares admiten un paño de microfibra con limpiador de pantallas LCD o alcohol isopropílico moderado. Pulveriza sobre el paño y repasa. Evita fibras abrasivas que rayen.
Fundas imantadas
Si tu funda incluye imanes internos, el proceso de limpieza no cambia: aplica el método del material exterior. El imán suele ir encapsulado y no requiere tratamientos específicos.
Higiene y desinfección: por estética y por salud
No es solo cuestión de apariencia: un móvil y su funda pueden acumular muchísimas bacterias, en algunos estudios más que superficies del baño. Nuestras manos los tocan a todas horas y los acercamos a la cara; pueden favorecer irritaciones cutáneas y transmisión de patógenos entre personas si se comparte.
Una rutina sencilla marca la diferencia. Para fundas de silicona, plástico, goma o sintéticas, prepara una solución suave de alcohol isopropílico y agua, pulveriza ligeramente y deja actuar un par de minutos. Pasa un paño de microfibra húmedo para retirar producto y deja secar al aire. En cuero o piel, elige jabón neutro y acondiciona al final; en tela, toallitas sin lejía.
Frecuencia recomendada: una limpieza ligera semanal y una limpieza a fondo mensual. Si hay una exposición intensa (gimnasio, transporte público, taller), aumenta la frecuencia con métodos no agresivos.
Herramientas y materiales que te facilitarán la vida
Hazte un pequeño kit de limpieza. Incluye paños de microfibra de buena calidad, un cepillo de dientes de cerdas suaves, una esponja blanda, bastoncillos y un pulverizador pequeño. Son baratos, ocupan poco y te durarán mucho.
En cuanto a productos, con jabón neutro, alcohol isopropílico, bicarbonato y, de manera excepcional, lejía para casos muy concretos, vas sobrado. Añade un acondicionador para cuero si usas fundas de este material. No hace falta más arsenal.
Evita materiales que puedan dañar: cerdas rígidas, estropajos abrasivos, papel de cocina áspero y cualquier disolvente fuerte. Si dudas entre frotar fuerte o repetir una pasada suave, elige siempre más pasadas suaves.
Cómo evitar que la silicona se ponga amarilla
La silicona transparente tiende a amarillear con el tiempo por su porosidad y la exposición a rayos UV. No hay milagros, pero se puede retrasar. Lava la funda al menos una vez por semana con jabón suave y sécala bien; el mantenimiento frecuente frena la fijación de pigmentos.
Reduce la exposición al sol y al calor: no dejes el móvil sobre el salpicadero o en la ventana. Evita bolsillos donde roce de continuo con tejido teñido o áspero. Y mantén las manos limpias: los aceites de la piel, el sudor y la suciedad van tiñendo la funda sin que lo notes.
Si ya aparece un tono amarillento, prueba la pasta de bicarbonato con limón o la combinación de jabón y alcohol suave. Podrás recuperar parte del brillo original, aunque cuando el amarilleo es profundo por oxidación, el resultado puede ser parcial.
Pasos específicos por tipo de mancha común
Mancha de tinta de periódico en silicona o goma: primero, jabón tibio y microfibra; después, alcohol suave; si resiste, goma de borrar con pasadas controladas. Remata con lavado y secado al aire.
Transferencia de tinte de ropa oscura a fundas claras: comienza con jabón y cepillo suave, sigue con alcohol en paño y, si persiste, un toque de bicarbonato. Evita insistir con químicos fuertes para no levantar acabados.
Plástico rígido con cerco negro en bordes: remojo en agua jabonosa y limpieza con microfibra; si hace falta, puntual con alcohol. No uses cerdas duras para evitar microarañazos.
Cuero con suciedad en zona de agarre: jabón neutro en paño muy escurrido, movimientos circulares, retirar jabón y secar. Acondiciona de forma ligera y evita el alcohol puro.
Secado y montaje: el último paso también cuenta
Cuando termines, pasa un paño seco de microfibra y deja que la funda respire en un lugar ventilado. No uses secador ni fuentes de calor; podrían deformar el material o fijar manchas. Solo vuelve a colocarla cuando esté completamente seca por dentro y por fuera.
Un método bien elegido, aplicado con calma y con las herramientas correctas, suele bastar para devolverle la dignidad a casi cualquier funda. Recuerda que la constancia es la clave, especialmente con materiales porosos como la silicona. Si una mancha se resiste a pesar de los esfuerzos prudentes, tómalo como una señal: no solo se trata de limpiar, sino de establecer rutinas de cuidado regulares desde el primer día para que tu funda dure mucho más