En muchos hogares es posible ver unas antiestéticas grietas en las paredes. La gran mayoría de las veces no suponen un mayor problema, pero desde luego es algo que se puede reparar para que el espacio no tenga aspecto de viejo o de descuidado.
En muchos hogares estas grietas aparece porque se están asentando los cimientos, pero también puede ser un problema de la calidad de los materiales utilizados o por el exceso de humedad que daña las paredes. Sea como sea, hay que ponerse manos a la obra para repararlas, y si podemos hacerlo nosotros mismos, pues mucho mejor.
En los tiempos actuales es bueno poder ahorrarse el pagar a unos profesionales por detalles tan insignificantes como unas simples grietas en las paredes. Esto tiene fácil remedio, e incluso las personas que no suelen realizar trabajos manuales pueden hacerlo sin ningún problema.
Lo primero que debes hacer es comprar los productos para reparar estas grietas, que suele ser el cemento blanco. En un cubo con agua hay que mezclar este cemento en polvo, removiendo hasta que se cree una masa uniforme y sin grumos. Las grietas hay que prepararlas limpiando bien la superficie.
Con una espátula hay que aplicar la pasta sobre la grieta hasta cubrir bien, haciéndolo a conciencia y con cuidado. Lo que sobre se puede ir retirando con la espátula. Esta parte es una de las más importantes, porque si lo hacemos bien, las grietas se mantendrán reparadas durante mucho tiempo.
A continuación, hay que dejar secar la pasta. Cuando esta esté totalmente seca, hay que coger una lija envuelta en un taco de madera para pulir la superficie, de forma que quede igualada con el resto de la pared. Esta pasta siempre deja manchas blancas en la pared, por lo que normalmente hay que pintar después de reparar esas grietas.