El minimalismo es un estilo que no necesita de accesorios, en el que la idea principal es que menos es más. Así que parece que es un estilo que se puede decorar fácilmente. Sin embargo, hay que seguir unas pautas, porque todos los estilos tienen sus bases, lo que hace que los reconozcamos frente a otros estilos.
El estilo minimalista nos trae espacios diáfanos y serenos, abiertos y en los que encontramos las cosas más funcionales y básicas. Y es que hay que dejar a un lado lo más superfluo y decorativo para abrazar este estilo. Adiós a los estampados, los colores fuertes o mezclados y los muebles con detalles y formas decorativas. Bienvenidas las líneas lisas, los muebles de diseño moderno y los tonos básicos y lisos.
Espacios amplios
Se puede conseguir un espacio minimalista en un lugar pequeño, pero lo habitual es que se trate de espacios amplios y luminosos. En ellos se nota más la ausencia de detalles, y que los muebles son los imprescindibles. Ese toque tan minimalista se ve mucho mejor si se trata de un gran salón con grandes zonas en las que solo hay un sofá y un mueble para la televisión de formas simples.
Muebles y materiales
En el estilo minimalista se busca un toque moderno siempre. Se pueden utilizar materiales como la madera, pero pintada en tonos como el blanco o el negro, y también el cristal o el plástico son bienvenidos, para unos muebles y espacios modernos y de líneas de diseño. También se suele ver mucho el cemento pulido en las superficies, tanto en paredes como en suelos.
Colores básicos
En cuanto a los colores, estos deben ser los más básicos. El color gris, el blanco y el negro con todas sus gamas son los más habituales. Se evitan los colores más llamativos y sobre todo los estampados.