Así de primeras, decir que tenemos una habitación decorada en tonos dorados puede quedar ostentoso o recargado, pero bien combinado y en los elementos justos es un toque muy elegante y de distinción que creará ambientes muy cálidos y acogedores en cualquier zona de la casa. Con tonalidades negras y grises oscuras creará espacios perfectamente equilibrados, y con los blancos dará frescura y un toque un poco vintage al igual que con azules claros y turquesas. Con los marrones y ocres se integrará perfectamente y parecerá uno más de la gama sin destacar demasiado. Tan solo debemos elegir una buena combinación dependiendo del tipo de estancia que queramos decorar y ponernos manos a la obra.
El dorado es un color al que se recurre mucho en Navidad, pero podemos conseguir que no se relacione con esta época del año si sabemos utilizarlo y decorar con él.
En dormitorios queda muy bien un toque de este color en almohadones, lámparas y marcos de espejos y cuadros.
En cuartos de baño aporta elegancia y se adapta muy bien combinándolo con griferías y papeles pintados. Incluso podemos encontrar teselas y cenefas color oro y para decorar las paredes.
En salones y salas de estar podemos utilizar pequeños toques en lámparas, cuadros, elementos decorativos básicos como bandejas, jarrones o marcos de fotos, e incluso en cortinas o tapicerías de butacas y sillones.
Para los más atrevidos, existe la posibilidad de decorar en esta tonalidad toda una pared o un suelo, por ejemplo, la firma Dune nos ofrece esta posibilidad en su colección Megalos. Grandes placas cerámicas en dorados que recrea el antiguo pan de oro clásico.
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