Diseña tu sofá en obra

Sofás de obra

Es probable que leyendo el título de esta entrada os hayan surgido dudas. ¿Qué es un sofá de obra?, ¿cómo podemos incorporarlo a nuestro hogar? Estas serán algunas de las preguntas que con frecuencia pueden rondar en vuestras cabezas. Pero comencemos por el principio. Cuando hablamos de sofá de obra nos referimos a un sofá con una estructura sólida de hormigón.

Es, en todo caso, una estructura sólida que podemos incorporar al diseño de nuestro hogar en obra a un precio mucho más económico que el de un sofá normal.  Una alternativa que nos permite personalizar la sala de estar y ponerla a nuestro gusto. Eso sí, también es una opción con sus ventajas e inconvenientes, los cuales es recomendable contemplar antes de tomar cualquier decisión.

¿Qué es exactamente un sofá de obra?

La única diferencia entre un sofá normal y uno de obra es la estructura que lo sustenta. El sofá convencional ya lleva esta estructura incorporada, generalmente con una base de madera y otros materiales alrededor de los cuales se configuran las formas, los acolchados y los tejidos exteriores.

En cambio, el sofá de obra (como bien indica su nombre) se asienta sobre una base de ladrillo, cemento, escayola u hormigón. En definitiva, una construcción sólida y fija.

Ventajas del sofá de obra

Estas son algunas de las ventajas de hacer muebles de obra y, por supuesto, también de los sofás de obra:

  • Pueden adaptarse a cualquier espacio.
  • Se pueden construir con una gran variedad de materiales.
  • Nos ayudan a aprovechar de forma eficiente los metros cuadrados de una vivienda.
  • Permite crear diseños personalizados y exclusivos.
  • Son más duraderos.

Inconvenientes del sofá de obra

Existen también algunas desventajas que vale la pena valorar:

  • Su coste es superior al de los sofás convencionales (salvo en el caso de diseños exclusivos).
  • Por razones obvias, no se pueden cambiar de ubicación.

Espacios, medidas y materiales

Sofás de obra

Más allá de su incuestionable estética, el gran punto a favor de los sofás de obra es que se pueden adaptar a cualquier espacio de la casa, tanto de interior como de exterior. A veces son un magnífico recurso para esos espacios muertos o desaprovechados por culpa de la presencia de columnas, pilares y otros elementos arquitectónico que condicionan la decoración.

Sin duda, es la mejor solución para los que viven en un piso pequeño o para los que tienen habitaciones o salones con formas complejas e irregulares. También es un recurso muy usado para la galería de una cocina, donde siempre hay falta de espacio.

Medidas de referencia

Aunque no hay reglas fijas, si vamos a construir nuestro sofá de obra desde cero, es bueno respetar unas medidas de referencia para asegurarnos un buen resultado final:

  • Asiento: la anchura mínima debe ser de 90 centímetros. Menos de eso resultaría incómodo.
  • Respaldo: Se recomienda una altura de entre 85 y 95 centímetros, lo cual nos permitirá apoyar toda la espalda.
  • Apoyabrazos (opcionales), con alturas entre 10 y 20 centímetros con respecto al asiento.

Materiales utilizados

Aunque hemos mencionado antes que el precio de estos sofás puede ser más caro que el de los sofás normales, en realidad todo va a depender de los materiales que usemos. Y esto a su vez va a depender de si es un sofá de interior o de exterior.

En general, para la estructura central siempre se suele usar hormigón, aunque también son buenas alternativas el cemento, yeso, escayola, etc.

Para los cojines y zonas blandas que han de vestir nuestro sofá de obra, se puede recurrir a las plumas de oca o pato (es la opción cara), pero lo más común es emplear materiales menos nobles como viscoelástica o espuma de poliuretano.

Vestir los sofás de obra

sofa obra

Para coronar nuestro sofá y darle un aspecto soberbio, hay que cuidar mucho los detalles finales externos. Por suerte, hay una importante ventaja derivada de su propio diseño, tan simple y sencillo: los textiles se convierten en los grandes protagonistas. Si los elegimos con acierto, brillarán con luz propia.

Una cuestión clave es la correcta elección de los colores. En este sentido, hay una vieja norma que nos puede ayudar: consiste en elegir un color y una textura que ocupe la mayoría de la composición. Todos los elementos adicionales (cojines, mantas, etc.) deben adaptarse a esta línea principal. En cuanto a la gama cromática, colores beiges, tierra, grises o blancos son siempre una gran decisión.

Este color predominante puede (debe) ser complementado por algún que otro color más atrevido, aunque solo en pequeñas dosis, sin abusar. Un cojín estampado serviría, por ejemplo.

Finalmente, hay que rematar la decoración del sofá de obra con una alfombra a sus pies, un elemento que compensa la dureza y la geometría de la estructura básica. La textura de la alfombra corre del gusto de cada cual.

Conclusiones

Sofás de obra

En los sofás de obra, es la estructura de hormigón la que da forma a todo el conjunto que vamos a usar para decorar nuestro salón o sala de estar. No hay que olvidar que es una estructura sólida e inamovible en la que será necesario buscar el modo de transformarla en un mueble cómodo y bonito. Básicamente, se trata de aplicar los mismos principios que hacemos servir a la hora de decorar espacios rústicos o industriales, a menudo demasiado fríos y desnudos. En definitiva, buscar un modo de aportar calidez.

¿Cuáles son las ventajas de apostar por esta alternativa frente a un sofá tradicional? Hay que incidir en un aspecto fundamental: este tipo de estructura hecha en obra resulta más económica. Por otra parte, en una casa ya finalizada, puede llegar a suponer una nueva inversión, más costosa. Eso por no hablar del inconveniente de trabajar con el hormigón en un espacio «limpio».

Pero lo mejor de esta opción decorativa es que es una alternativa que nos permite involucrarnos en el diseño y personalizarlo. No aseguramos de este modo de que vamos a tener el sofá que de verdad queremos tener, al tiempo que evitamos el engorro de ponernos a buscar después uno que se ajuste a unas medidas determinadas.

Por ejemplo, se puede valorar la idea de crear un banco de pared a pared e incluso «levantar» unas mesitas a ambos lados, mesitas también de obra, sin tener que pisar ninguna tienda de muebles.

Por último, hay que tener en cuenta de que la decisión que tomemos es irreversible. Hay que estar realmente seguro de lo que se hace, ya que, una vez construida la estructura de un mueble de obra, esta es inamovible. Eso no significa tener que tener miedo, simplemente se trata de pensarlo bien, valorar los pros y los contras y, sobre todo, tener una idea clara de lo que se quiere.


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