Los botiquines son muebles funcionales y llenos de posibilidades; si uno tiene la suerte o el propósito de no tomar medicinas, siempre es factible utilizar este accesorio contenedor para colonias, productos de higiene, elementos de costura, material de oficina… Es cuestión de buscarles un buen emplazamiento y sacar partido a su definido estilo, pues hoy en día prácticamente han perdido el halo aséptico de antaño.
En cuanto a modelos de diseño, creo que no hay un botiquín más reconocible que el creado por Thomas Eriksson para la colección Progetto Oggetto de Cappellini. Cross (cruz), en metal lacado brillante y en 5 colores, es ya un clásico de los 90 y uno de los símbolos del minimalismo italiano. Los más demandados suelen ser piezas con grafismos divertidos o estética retro, como éste de la derecha diseñado por el caústico Clifford Richards, de marcada inspiración pop y que no es necesario colgar en la pared.
Me ha llamado la atención encontrarme con mi propio botiquín mientras buscaba imágenes para este post, ya que está a la venta en Internet por unos 60 dólares y yo lo compré por 20 euros en unos grandes almacenes… Me gusta por su similitud con los típicos botiquines que los médicos tienen en las consultas y porque al ser de acero inoxidable, compacto, ligero y con poco fondo, se adaptaba con facilidad al espacio que tenía disponible en el baño (y no hay que limpiarlo, el propio vapor de la ducha lo hace por mí!). En la red hay también muchos modelos actuales de estética vintage que remiten a las farmacias de toda la vida, como éste en madera lacada en blanco que reproduce un falso anuncio mediante una serigrafía de aspecto envejecido
El taller/estudio/galería Unto This Last con sede en Londres, produce y comercializa un modelo de botiquín polivalente, que también puede servir como mesilla de cama colgante. De suave acabado por su formato orgánico, opaco y antireflejante, está disponible en madera de haya laminada en blanco o negro, o en una versión más cálida y natural de roble al aceite
Un baño de dimensiones reducidas puede obligar a contar con un botiquín todo en uno que funcione al mismo tiempo como espejo de baño y mueble, pero esto a veces condiciona el nivel del diseño: Con el modelo en aluminio Royal Naval no hay porqué renunciar a la elegancia; está basado en los ojos de pez de los barcos de finales del siglo XIX, y además de aportar singularidad al aseo con sus reminiscencias naúticas, maximiza el espacio con estantes de cristal y la puerta incluye también espejo interior.
Entre las versiones DIY, proliferan los botiquines elaborados en maletas antiguas recicladas y colgadas sobre la pared (aunque entiendo que será necesaria una buena desinfección…). Si uno desea customizar su viejo botiquín y darle un nuevo enfoque, una propuesta sencilla y eficaz consiste en aplicar sobre la puerta pintura de pizarra y realizar un marco a medida. De esa forma el contenedor queda escondido y se puede aprovechar la superficie para apuntar la dosis recetada de un medicamento o recordar a los niños las rutinas de higiene.
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Son monisimos la verdad! Hasta apetece estar enferma! ;p
me encanta el botiquin de la maleta y los de ojo de buey son muy bonitos y practicos por lo del espejo
Muy lindo el botiquin todo en uno, queria saber el precio con envio a villa gesell , gracias stte. Estela.