El rojo nunca había sido un color predominante en la decoración de los hogares excepto en ocasiones especiales como la Navidad donde la casa se llenaba de adornos y guirnaldas con estas tonalidades. Pero en los últimos años este color tan poderoso ha irrumpido en el diseño de interiores y ha pasado a ser protagonista principal en muchas casas. Durante muchos años, la fuerza de este tono tan llamativo lo ha relegado a pequeños elementos como cojines o colchas, pero hoy en día se ha convertido en una opción más para decorar alguna parte del hogar.
El rojo por sí solo puede resultar un poco agresivo, pero bien combinado con el blanco puro consigue dar un toque de color que puede hasta resultar elegante en muchos casos, al igual que si lo combinamos con gris o negro, todo dependerá de la estancia de la casa en la que estemos y de su utilidad, en zonas con poca luminosidad es preferible optar por el blanco pero en aquellas donde haya grandes ventanales por donde entre la luz natural podrás decantarte por el negro más clásico.
Una de las zonas donde más se está utilizando es en la cocina, impensable hace una década, pero con estas tonalidades se pueden crear cocinas muy modernas perfectas para el uso diario. Combinando las tonalidades neutras por excelencia como los grises y el blanco con el atrevido rojo puedes diseñar una cocina perfecta. Si no te terminas de atrever con que el carmesí reine en todo el mobiliario de esta zona de la casa puedes diseñar una cocina blanca en la que algunos elementos decorativos y puntuales sean del color de la pasión, por ejemplo eligiendo un frigorífico tipo años cincuenta de este color o un suelo o una encimera en esa tonalidad.
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