Un candelabro es siempre una buena elección en la decoración de hogar: Es un accesorio elegante y refinado, suele durar muchos años (cuando no se hereda de una generación a otra) y su función de iluminar adquiere sentido gráfico en las ocasiones más variopintas: Un apagón más o menos momentáneo, un momento romántico, una sesión de espiritismo, o un rato de asueto y reflexión observando simplemente la llama de las velas.
Además es una pieza fácilmente adaptable a cualquier estancia y lugar de apoyo: Mesas, repisas, aparadores, consolas… cualquier mueble o superficie plana es receptiva a unos candelabros, que dentro de los parámetros clásicos se suelen colocar en pareja pero las tendencias actuales optan por mezclar numerosos modelos de diferente altura o factura. En Escandinavia se mantiene el rito de poner una sola vela junto a la ventana para luchar simbólicamente contra la falta de luz en gran parte del año.
En el ámbito del diseño es uno de los complementos más revisionados, aunque en general se sigue apostando por su formato vertical o su esencia curvilínea, como la propuesta de candelabros que Nendo presentó en la última edición de Maison&Object en París en enero: Están formados por dos piezas de acero lacado entrelazadas entre sí que les proporcionan la estabilidad necesaria para sustentar una vela, haciendo un guiño a diferentes frutas y hasta vienen acompañados de una bandeja «frutero». Más mínimo imposible.
Si queremos añadirle un valor artístico a nuestro candelabro, existen variadas opciones artesanales en el mercado realizadas a mano, como este modelo Zag en forma de «zigurat» piramidal fabricado en una lámina de acero de 1 mm. de grosor cortada mediante un sistema ecológico a chorro de agua. Ha sido diseñado por la italiana Anna María Pace para Ecohandmade.
La empresa Normann Copenhaguen siempre trata de reinventar las reglas del diseño sacando partido a materiales tradicionales, y también lo consigue en su colección de portavelas Heima, que significa «casa» o «el mundo» en danés; elaborados en hierro colado e inspirados en candelabros de los años 50, cuentan con diversas medidas de grosor dependiendo del tipo de vela que uno prefiera.
El candelabro Swoon que Asplund ha incluido entre sus novedades 2013 potencia la verticalidad y ofrece dos alternativas a la hora de iluminar: De día o con luz artificial la vela otorga un tono rosáceo al círculo metálico que difumina la llama, pero por la noche o a oscuras crea un poético efecto de sombras con un aura de misterio.
Más información – Estilo romántico a la escandinava
Fuentes – Elle Decor, Diario design, Diseño y arquitectura, Asplund, Multi-ecodesign, Y un poco de diseño
me gustan todos los estios