Colocar los muebles de manera perimetral, rodeando la habitación y pegados a la pared, no solo se aprovecha más el espacio, sino que permites que la luz llegue a todos los rincones del salón, dejando la zona central despejada.
Otra opción, es elegir muebles bajos que no entorpezcan el paso de la luz natural y permitan que ésta llegue hasta el otro extremo del cuarto. Así ganarás profundidad visual y sensación de espacio.
Los muebles blancos son otra alternativa para llenar de luz un salón de pocos metros, para darle más calidez y profundidad combina blanco y tonos neutros.
Las puertas con cristales dejan pasar la luz y multiplican la claridad, las blancas o de maderas claras, al igual que las lisas sin molduras y pintadas igual que la pared, resultan ideales en espacios pequeños.
Para crear una atmósfera más relajante y acogedora, es muy importante la luz ambiental. La obtendrás con lámparas de sobremesa a ambos lados del sofá o una lámpara de pie en un rincón.
Las pantallas más indicadas para suavizar la luz en el salón son las de seda, tela rústica o tonos naturales, los modelos cónicos, proyectan suavemente la luz hacia todo el lugar.
La zona del comedor puede iluminarse con una lámpara de techo colgada a unos 60-80 cm. sobre la mesa. Si ésta es rectangular lo mejor es elegir una lámpara alargada o dos iguales, y si es extensible, un modelo con brazos.
La luz puntual tiene como función alumbrar una zona concreta, como un rincón de lectura.
Pintar el techo de blanco o un tono más claro que el de las paredes parecerá que éste se eleva y ganarás luminosidad y amplitud.
Si pintas las paredes en amarillo, al ser brillante, baña de luz y energía los espacios oscuros. El blanco refleja y multiplica, intensificando la claridad y amplitud.