Estoy segura que sois muchos los que habéis utilizado temporalmente una silla como mesita de noche. Suele ser habitual entre aquellos que se trasladan a una nueva vivienda aun por amueblar. Es una propuesta sencilla y práctica que con carácter permanente, se ha convertido en tendencia.
No es la primera tendencia en decoración que surge de un hecho accidental ni sera la última. Y vistas las imágenes, no seré yo quien eche tierra sobre ésta. Dado que la silla puede realizar una doble función, me parece una propuesta especialmente interesante para decorar pisos pequeños.
En una casa nunca sobran sillas. Probablemente no nos hagan falta mas de 4 o 6 sillas mas de dos veces al año, pero tenerlas nos evita tener que recurrir en dichas ocasiones a amigos y familia. El problema llega cuando por falta de espacio nos estorban. Pues bien, en esta propuesta tenemos una solución.
Si utilizamos las sillas como mesillas, además de solucionar el hecho práctico de tener un espacio junto a la cama donde colocar una lámpara, el reloj o el libro que estamos leyendo, estaremos dando utilidad a un elemento que de otra forma podría estorbarnos.
Las sillas como mesitas solo resultan prácticas si tenemos suficiente espacio de almacenamiento en armarios y cómodas; de otra forma estaríamos renunciando al espacio extra que nos ofrecen las mesillas de noche con cajones. Su base nos servirá para colocar una lámpara, unos libros o bien una planta si nos limitamos a su aspecto decorativo.
Para que las sillas no parezcan algo accidental, tendremos que prestar atención a su elección. Unas sillas de madera clásicas encajarán a la perfección en habitaciones neutras. Decápalas o píntalas en tonos pastel y se convertirán en el complemento perfecto de una habitación vintage. En ambientes mas modernos, apostaremos por sillas metálicas en vivos colores o sillas con formas ergonómicas.
¿Que os parece la propuesta?