Los pavimentos cerámicos o de gres percelánico son los mas populares en la cocina. Lo son por tanto por sus cualidades estéticas como prácticas; ofrecen una gran dureza y fácil limpieza gracias a su baja capacidad de absorción de agua. Sus ventajas son numerosas frente a la madera en este tipo de espacios, pero ¿por que renunciar a esta?
Si hemos utilizado la madera para pavimentar los suelos de la casa, puede resultar atractivo crear cierta continuidad entre el resto de espacios y la cocina. La solución entonces, no está en elegir entre un material u otro, sino en combinarlos, utilizando la cerámica en los espacios de trabajo.
Cuando cocina y salón confluyen en un mismo espacio, es la madera el material escogido para pavimentar el suelo con mayor frecuencia. Así, además de lograr una mayor coherencia estética, aumentamos el valor de la casa vivienda. Es para muchos la opción mas sensata, pero es ¿la única?
Escoger entre un material u otro no es la única opción; existen alternativas al todo o nada. Los suelos combinados son cada vez mas habituales en las cocinas abiertas al salón por cuestiones prácticas. No olvidemos que un espacio de convivencia como es la cocina, además de responder a exigencias estéticas debe proyectarse como un espacio de trabajo práctico.
¿Cuales son las zonas mas díficiles de la cocina? ¿Aquellas mas castigadas y/o que acumulan mas suciedad? La primera de ellas es la zona destinada a los fogones; la zona de trabajo por asi decirlo. La segunda, la zona del comedor; la que acoge a toda la familia a la hora de la comida o de la cena.
En ambas zonas resulta muy práctico apostar por un suelo cerámico, mas limpio y resistente a los cambios de temperatura y al agua. Podemos pavimentar esas zonas con gres porcelánico en tonos lisos, pero también apostar por diseños tradicionales de mosaico ¡mis favoritos!