Comenzamos la semana adentrándonos en un pequeño apartamento de 34m2 ubicado en el distrito de Vasastan de Estocolmo. Fue su propietario actual, Mattias Vural, quien tras adquirir el apartamento lo transformó convirtiéndolo en lo que es hoy. ¿Cómo? Derribando algunas paredes y moviendo de sitio la cocina y el dormitorio.
En este apartamento masculino nada parece estar donde estaba antes. Se movió la cocina a la sala y se instaló un dormitorio donde había estado la cocina. Todas y cada una de estas estancias comparten características comunes como son el suelo de madera y las paredes, pintadas en un tono azul grisáceo.
Mattias quería un color oscuro para la pared, en contra de lo que le recomendaban. ¿Cuántas veces nos habéis oído decir que los colores oscuros no hacen ningún favor a los espacios pequeños? Finalmente, Mattias escogió un gris-azulado muy masculino que contrasta tanto con el suelo como con los techos claros.
Abriendo el espacio, eliminando paredes y puertas, han conseguido que este apartamento parezca mayor. Influye también en ello la decoración; las paredes están muy limpias y no se han acumulado muebles pesados en ninguna de las estancias. Todos además se elevan del suelo con patas, dejándolo a la vista por completo.
Me ha encantado la cocina con puertas lacadas blancas, delimitada con azulejos. También me gusta la mezcla de materiales que encontramos en el salón. Llaman la atención el conjunto de sillas de madera y ratán, los pufs de terciopelo y el sofá granate. Tampoco pasan desapercibidas las maletas y mapas que decoran la pared lateral y que descubren a todo un viajero.
Si algo me gusta del dormitorio es la ropa de cama en tonos grises combinados y el contaste de esta con las numerosas plantas existentes en la habitación. Estas aportan un toque natural, relajado e incluso bohemio a la estancia; ¿estáis de acuerdo?
¿Os gusta el interior de este apartamento masculino?
Fuente – Residence Magazine