Cuando uno dispone de 40 metros cuadrados para organizar su vida, la distribución del espacio se vuelve un factor clave. Este piso pequeño situado en la ciudad de Gotemburgo, Suecia, como otros que os hemos mostrado anteriormente, es un ejemplo de una buena distribución y utilización del espacio.
Reformado en 2007, este piso forma parte de un hermoso edificio construido en 1920. Posee una estancia principal amplia que sirve como salsa de estar y dormitorio. Una estancia que se amplía visualmente gracias a una paleta de colores clara que proyecta la abundante luz natural que entra a través del gran ventanal.
En espacios tan pequeños como este que hoy os mostramos, es determinante la elección de los colores. Blanco y beige aportan luminosidad al espacio y contribuyen a reflejar la luz natural que entra a través del ventanal. El beige, proporciona además una gran calidez al espacio; un espacio en el que se desarrolla el día a día.
La sala de estar ocupa en espacio más luminoso del espacio. Los suelos de madera que se extienden por toda la vivienda, quedan aquí cubiertos parcialmente por una gran alfombra con motivos geométricos en blanco y negro. La alfombra delimita este espacio de ocio compartido con el dormitorio, que adquiere cierta privacidad gracias a un dosel.
Desde el salón se llega a la cocina a través del recibidor, que cuenta con un amplio armario, además de espacio de almacenamiento extra para abrigos y complementos. La cocina es amplia para un piso pequeño de estas características. Cuenta con generoso almacenamiento y una mesa para cuatro personas.
El apartamento cuenta además con un pequeño cuarto de baño y un espacio comunitario exterior en el que al igual querelajarse y disfrutar cuando el tiempo lo permite. Es un piso de 44m2, pero no parece tan pequeño en las imágenes, ¿verdad? Tiene una buena distribución y posee los muebles justos para no parecer saturado.