Quizá pueda ser interesante tomar ejemplo de sus costumbres y ver qué elementos nos pueden servir para utilizar la terraza durante el invierno y aprender así a amortizar sus posibilidades. Un complemento fundamental serán los baúles o cajones típicos de jardín, donde podamos guardar rápidamente las mantas, cojines, velas, candiles, etc. si se pone a llover de forma repentina.
Se pueden usar los mismos muebles que el verano, aunque es preferible optar por piezas de exterior en materiales como madera, cuerda, mimbre, rafia… que no dan tanto frío al apoyarse como las metálicas. Si colocamos pieles, mantas o almohadones sobre los asientos resultarán más confortables y servirán para darnos calor; sobre todo si colocamos un brasero, una chimenea portátil o varios candiles que alivien el frío e iluminen la terraza cuando empiece a hacerse de noche.
Quien tenga una casa con porche puede crear un rincón donde relajarse sin estar a la intemperie; con un banco de madera torneada, unos candelabros altos y cestos a modo de revisteros o que contengan ropa de abrigo haremos de la entrada un lugar muy acogedor.
Sé el primero en comentar