Si se dispone de pocos metros para reformar la cocina, es aconsejable construir una barra de apoyo para poder ampliar la superficie de trabajo, esto también ayudará a separarla del comedor y convertir el espacio en el corazón de la vida familiar.
El mobiliario de color blanco, atrapa cada rayo de sol que entra por la ventana y multiplica su efecto por la sala.
Las mesas extensibles siempre permiten ganar una superficie extra de trabajo. Para desahogar los armarios de la cristalería de diario, resultan muy prácticos los colgadores de acero. Los cajones con varios niveles o bandejas multiplican se capacidad interior, lo que te permite adaptarlos mejor a tus necesidades.
Otra opción es una cocina con una amplia y cómoda isla central, que debe tener, al menos, 100 x 200 cm. para que sea cómoda. Si la sala es grande y estrecha, es mejor secuenciar ambientes, de manera que queden separados, y así todo el conjunto será más funcional. En la isla se ubican las zonas de cocción y aguas, y actúa de separador de la cocina y el comedor.
Al planificar una cocina, se debe partir de las costumbres y necesidades de la familia que la usará. Para que sea luminosa y ordenada, apuesta por los cremas, grises cálidos y blancos, con detalles cromados. Los materiales que elijamos tanto para el mobiliario como para el revestimiento deben ser de buena calidad, es la mejor garantía de que resistirán el uso sin sufrir un gran deterioro.
Si te queda alguna pared libre, opta por diseñar una barra fija, del mismo material que la mesada, de este modo, no sólo se verá más integrada al conjunto, sino que también aumentará la superficie de trabajo. Complétala con un armario alto para tener a mano todo lo necesario.