De mero accesorio recuperado para crear contraste en una decoración moderna y urbana, a mueble imprescindible en el panorama actual del diseño de interiores, la mesa denominada como «tocinera» es una de las piezas más reivindicables del momento. Utilizada en las zonas rurales como elemento unificador de cocina y comedor, en ella se cocinaba, se comía, se preparaban los embutidos de la matanza, se encurtía, se envasaba al vacío…
Su acabado rústico y de aspecto burdo se debía en muchos casos a la pulcra limpieza a la que se sometía a estas mesas, mediante cepillos de raíces y jabones caseros, de ahí que muchas hayan adquirido con los años una superficie pulida y natural. Habitualmente se elaboraban en madera de pino, pero según el tipo de árbol local, también hay disponibles modelos de roble, castaño, cerezo o nogal. En los últimos años se ha integrado en cocinas de diseño para sorprender o aportar un toque campestre y bohemio a un sencillo ambiente en blanco y acero; aunque obviamente por su origen combina a la perfección con paredes empedradas, de ladrillo o pizarra.
Habitualmente las mesas tocineras que se pueden encontrar en el mercado suelen ser pequeñas o de poca altura en relación a las encimeras actuales, pero si uno tiene la suerte de encontrar una pieza grande en buenas condiciones, tendrá mesa de comedor para toda la vida; siempre habrá opción de sustituir las patas por una estructura de hierro o el tablero por una superficie de mármol en caso de que el paso del tiempo (o las termitas) nos jueguen una mala pasada.
También resultarán útiles para largas sobremesas en la terraza siempre que las cubramos con un buen barniz de exterior o una laca tapaporos; otorgando así al comedor del jardín cierta inspiración conventual. Unas sillas de diseño en polipropileno de colores destacarán la potencia visual de la madera frente a la ligereza de los asientos.
Dentro de un estilo ecléctico o «country chic» las mesas tocineras decapadas en tonos claros están causando furor como escritorio para el dormitorio o un espacio de oficina en casa; el denominador común en muchas de estas estancias es el suelo en madera sin tratar, la pared pintada en blanco impoluto y una selección de complementos metálicos o de mimbre.
Una mesa de este tipo puede ser la solución perfecta para un recibidor si uno no puede invertir en una consola al uso; las tocineras suelen contar con cajones de mucho fondo que siempre vienen bien como organizador. Lo mismo sucede en el aseo, donde funcionan francamente bien como encimera donde encastrar el lavabo y el grifo; de esa manera el baño adquiere un aire colonial, relajado y singular.
Más información – Comedores de reminiscencia conventual
Fuentes – Casa y campo, En mi espacio vital, Facilísimo, Las mazas, Paperblog, This charming home
me gusta el comedor con el mueble que parece que esta a medio pintar y la habitacion donde se ve un cuadro con mariposas