Los tocadores han sido historicamente rincones reservados a la mujer. Espacios propios con una buena encimera en la que mantener ordenadas nuestras «herramientas» y en el que los espejos son imprescindibles. Un rincón con un gran poder decorativo del que muchas salimos «transformadas».
Ya sea en el dormitorio, en el vestidor o en el baño; los tocadores nos permiten maquillarnos con comodidad, aqdquiriendo una postura mas o menos cómoda si contamos con un espejo de aumento. Ademas del maquillaje, en el tocador podemos mantener ordenadas nuestras joyas; todo lo necesario para darnos ese toque final.
Los tocadores conservan cierto romanticismo. Probablemente sea por el ritual que representan; por las tantas veces que de niñas hemos contemplado, ya sea en las peliculas o en nuestra propia realidad, a otras mujeres sentarse frente al espejo y dedicarse unos minutos.
Probablemente, todas hayáis visualizado la escena teniendo como protagonista un viejo tocador de madera con espejo batiente o esos otros mas sencillos pero con un gran espejo y miles de luces, propios del teatro o el cine. Hoy serán esos los que dejemos a un lado, para cederle el protagonismo a otras propuestas mas modernas.
Elegir donde vamos a ubicar el tocador es el primer paso. Podemos hacerlo en la habitación, en el vestidor si deseamos tener una mayor privacidad o en el baño, donde además tendremos amano herramientas que pueden sernos útiles. Una vez ubicado, sabremos con que espacio contamos y que tipo de tocador necesitamos.
Hay características importantes que un tocador debe poseer para que nos resulte práctico. Disponer de una encimera limpia y unos cajones, para mantener ordenados los cosméticos y productos de maquillaje es clave. Una bandeja y unos botes para los pinceles, también nos serñan muy útiles. En cuanto a los espejos, lo ideal será contar con dos, uno amplio para un plano general y otro pequeño, con aumento, para los detalles.