Hay lugares que te atrapan ya sea por su personalidad o por aquello que te transmiten. Este duplex ubicado en Majorna, Suecia, ha conseguido hacerlo con su antiguo encanto, sus muros blancos y ese toque natural que aportan las plantas que decoran cada una de las estancias.
Esta antigua casa de madera construida en 1769 conserva la fachada original y unos pocos elementos que le aportan encanto. Renovada recientemente, posee bonitos suelos laminados, paredes blancas y techos abuhardillados en el piso superior, donde se ubica la espectacular y bohemia sala de estar.
Se accede a este duplex a través de un hall en el que no faltan imprescindibles como un perchero o un banco para calzarse. Mas allá, se encuentra la cocina-comedor, una de las joyas de este duplex gracias a una acertada distribución que permite disfrutar de una gran superficie de encimera y también de almacenamiento. Los suelos claros, las paredes de azulejo blanco y los muebles blancos, transmiten además sensación de amplitud y limpieza.
Un comedor para ocho personas decorado con sencillez, completa el espacio. Destacan en él la lámpara industrial vintage, la vajilla y las plantas, encargadas de poner la nota de color. El mismo propósito cumplen las plantas en la habitación principal y en las escaleras de madera de acceso al segundo piso.
En el segundo piso nos encontramos un espectacular y espacioso salón rico en luz natural, gracias a los amplios ventanales situados en tres de sus cuatro paredes. Los libros amontonados y los muebles: la mecedora y el sofá capitoné; aportan a este espacio cierto aire bohemio y vintage que resulta encantador.
En este segundo piso, se encuentra también el dormitorio abuhardillado de la imagen. Las paredes aquí siguen siendo blancas y los muebles resultan ligeros; fijaos en la mesa de vidrio armado. El dormitorio posee baño propio y comparte pared con un espacioso despacho.
¿Os resulta, como a mi, encantador este duplex?