Heidi y Ben son los propietarios de esta pintoresca casa ubicada que nos hace retroceder en el tiempo al atravesar la puerta principal. La casa conserva la estética original; la pareja respetó los espacios abiertos y la arquitectura de lo que fuera un establo de caballos.
Las profesiones de sus propietarios -Heidi es pintora y Ben músico- han influido probablemente en la estética bohemia que han adoptado los espacios interiores. Los muebles de segunda mano se convierten en los protagonistas de una vivienda «inusual» con mucho encanto y carácter artístico.
En la planta baja de esta vivienda, encontramos un gran espacio que funciona como sala de estar, comedor, oficina y estudio de arte. El carro que preside la entrada y el antiguo escritorio del salón, son probablemente las piezas mas llamativas de este espacio, junto a las pinturas de la propia, Heidi Yardley.
En la planta encontramos además un pequeño cuarto de baño y una cocina básica. Llaman la atención en ésta las estanterías que dejan las piezas de vajilla antigua, los tarros de cristal y las latas a la vista. No se a vosotros pero a mi esas latas llenas de color ¡me encantan!!
La casa tiene dos niveles; el nivel superior es también abierto y tiene sólo una habitación con un pequeño balcón. Es muy luminosa, gracias a los techos altos y grandes ventanas de arco. La escalera de acceso está llena de pinturas de diferentes artistas, lo que la convierte en un gran punto de atención.
Los mercadillos de segunda mano han tenido mucho que ver en la decoración de esta casa de bajo presupuesto. El conjunto ecléctico de muebles de madera y las obras de arte que decoran la casa, convierten los espacios en todo un ejercicio de creatividad e historia.